miércoles, 29 de abril de 2009

El odio con cabeza y el día en que las ovejas empezaron a tomar té

Hoy quería dedicar un poquito de mi tiempo a un sector muy importante en estos días: los imbéciles.
¿Que por qué a este pintoresco grupo? Pues vereis, resulta que este espacio va a tratar sobre las mil y una divertidisimas formas de odiar, y qué mejor forma de empezar que con estos agradables compañeros de conversación. Porque lo son, o por lo menos para la persona que hable con ellos, que ya puede estar monologando sobre como una banda de tortugas mutantes descuajeringó su casa y mató a todo su vecindario, que el imbécil corresponderá amablemente con la más absurda sonrisa. (Sí, absurda, pero no absurda de sabiduria, como este blog, si no absurda de doblar la chepa, entornar los ojos, y alzar la comisura superior de los labios a la vez que se emiten lentas carcajadas, a poder ser que se distinga claramente el: jjjja, jjjjja, jjjja)

Otra característica de estos incansables amigos es su habilidad para encuadrar a las personas, pero esto lo veremos mejor con unos ejemplos:

Persona A: qué fuerte, hoy el presidente ha dicho que nos va a dejar sin cereales con trocitos de chocolate para el desayuno porque el papa se ha puesto a dieta.
Imbécil: (risas) Ese es gilipollas.

Hasta aquí, bieeeen, pero bueno, vamos a ver si aplicamos el ejemplo a temas de mayor trascendencia:

P.A: Qué fuerte, hoy me han dado un premio por haber ido a la luna en bicileta, haber plantado un pino, y haber vuelto antes de quedarme sin oxigeno en los pulmones. Y tío, todo esto con una jirafa verde en brazos, que no se diga. Así que nada, me he hecho una mansión de 3 plantas, he salvado al tercer mundo, y me he ido de vacaciones con Madonna a Benidorn.
Imbécil:... (Si no se ríe la cosa es seria)... Pues qué gilipollas el presidente. ¿No?

En fin, sobre la forma de vestir y de actuar de un imbécil creo que mejor me ahorraré los comentarios, dado que cualquier persona de mediana inteligencia sabe de sobra cuando está delante de un imbécil (Qué dificil es a veces ahorrarse los comentario, señor...)

Solo me queda añadir que si alguien tiene un amig@ de estas características (que todos tenemos ahí uno o dos, no seais mentirosillos...) no hace falta que avise a la policía. Es recomendable usar mascarilla y guantes, y bueno, intentar no rebuscar mucho las palabras porque cabe la posibilidad, y está comprobado científicamente, de que el imbécil en cuestión sufra un cortocircuito y se convierta en oveja. Nada más que añadir. Un abrazo de patatas grasientas para todos los colaboradores, y para el resto, un hamster cagón. Bye bye.


Pd: Quiero lanzar desde aquí una pregunta al señor Jová: Si el Corte Inglés es tan grande, tan maravilloso, y tan increible. ¿Por qué narices no vende halos sagrados? Es decir, ¿fué una moda de la época, y al final se extinguió como los furbies, o es que tengo que ponerme a buscar en todos los chinos de Ciudad Real para poder hacerme con el mío?

2 comentarios:

Salva dijo...

Creo que era Voltaire el que decía que la estupidez es la peor enfermedad, porque la sufren todos menos el que la tiene.

Deckard dijo...

Como médico especializado en la
tratamiento sociológico de imbeciles-con-diversos-objetos-solo-para-partirse-la-crima por la universidad youtube, debo de deciros que la imbecilidad se pega, y mas amenudo de lo que creeis. Asi que por favor, no abandoneis a los imbeciles, ya que guardamos un pequeño imbecil dentro de nosotros (bueno en algunos casos no tan pequeño)